Retorno a Fun House. Más de un año después, ahí es nada. Los culpables: Albert Ginés y sus Oceánicos, a los que hacía año y medio que no veía en un escenario. Para compensar, nos metimos entre pecho y espalda dos pases. El primero a la hora del vermú (seguido de un descacharrante tapeo con la banda) y terminamos con otro a las cinco de la tarde (cuando algunos estábamos ya casi para que salieran los mansos para llevarnos a los toriles). La asistencia de público fue importante teniendo en cuenta que luchaban con lo más grande que hay, las madres. El underground instrumental llevado a sus últimas consecuencias y enfrentándose al Día de la Madre. Cosas que solo nosotros entendemos…. ¿Quién dijo miedo?
Sobre el escenario, el trío ha pasado a cuarteto, incorporando como teclista a Amalia. El cambio ha sido brutal, abriendo un enorme abanico de posibilidades, arropando con elegancia a la guitarra de Albert, con unos arreglos de mucha categoría y un sonido mucho más compacto.
El repertorio, entre versiones y temas propios, alcanza la veintena de canciones. Cuando debutaron allá por 2019, apenas alcanzaba la decena. En este lapso de tiempo, han elegido covers muy elegantes y compuesto temas con una línea muy definida y buscada, muy del gusto y estilo personal de Albert, que es adalid en nuestro país de los sonidos exóticos y de la estética tiki.
Fue un día de muchas emociones, nos reencontramos con el mítico Carlos Yela de Surf Music Madrid, volvimos a ver a Eloy a los platos, tan eficaz como siempre, y yo personalmente viví una montaña rusa de emociones pasando inevitablemente de la euforia a la melancolía. En mi corazón siempre habrá un hueco para unos Oceánicos.