Pues nada, que como el que no quiere la cosa, ya llevo tres conciertos post-apocalípticos en este 2021. La escena se mueve, o más bien tiene como espasmos. Vuelves a ver a gente que no veías hace meses. Compartes lo que te une. Empujas con tus pocas fuerzas para que la máquina se vuelva a poner en marcha. Y por segunda vez volvimos al Gruta, sala que sigue en cabeza del pelotón.
Malabrava es una banda ideal para volver a hacer girar esta noria. En la casi hora y media que estuvimos en el Gruta (con descanso para fumar y para ver la luz del sol de las dos de la tarde) montamos en un carrusel de garage, surf y rock and roll. Las Malabrava te enganchan a un tiovivo multicolor en el que te subes para pasarlo bien y te bajas convencido de que lo has pasado genial.
Es una de esas bandas que antes de este armaguedon, estaban cogiendo la ola y empezaban a asomarse a festivales y a llenar salas. Visto lo visto, no creo que tengan problema (más bien al contrario) para volverse a enganchar al carro del éxito. Desparpajo, actitud y aptitud no les falta.