Por fin los Chewbacca’s en el escenario en el que los quería ver y que merecen. Veinte o veintitantos años fieles a la música instrumental, a SU IDEA de la música instrumental, que un día lejano les removió las entrañas y les mutó en extraños seres intergalácticos inmersos en un agujero negro de incomprensión.
Su heterodoxia musical se plasmó en esta ocasión en unos videos que proyectaban extraños mundos y conceptos sci-fi, y la iluminación y ambientación del escenario parecía hecha a propósito para ellos, remedo de nubes de vapor extraterrestres y tormentas de lejanos desiertos.
Fueron momentos intensos, con un repertorio muy bien elegido, compacto, sin vaivenes ni altibajos, y además los nuevos temas funcionan pero que muy bien. El público, que es conocedor de su trayectoria y su honradez, tuvo ocasión de aplaudir no solo estas virtudes sino además su interpretación y su música, que, esta vez se puede decir con propiedad, está a años-luz de otros conceptos y visiones.
Triunfadores en el festival por méritos propios. Por constancia y por valía.
Larga vida a Chewbacca’s.
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