01.02.2020
La logística se puso en contra de Tiburona para su primer concierto. Quiso hacer el papel del Jefe de Policia de Amity Island, empeñado en dar caza al simpático escualo de mandíbulas enormes. Porque Tiburona se presentaban a lo grande en el Sol, sin medias tintas, y lanzaban de paso su primer disco. Pero el disco no quiso acudir a la cita. La solución fue tomárselo con sentido del humor y dar un bolazo en el que los inevitables nervios desaparecieron como la carnaza en las fauces del Gran Blanco.
Entre temas divertidos y otros de ritmo marcadamente garagero, destacaron, para mi gusto, Bananalipsis y, especialmente, Tiburona. Este me parece un pepinazo que estuve tarareando durante días.
El fin de concierto, con el trío desatándose en el escenario, invitaba a querer subir con ellas y disfrutar de semejante desmelene. Broche de oro para un estreno de lujo.





















