Los Seisiete están lanzados a tumba abierta y no se van a parar, y si hay que tocar en un Mercado, pues se toca. Y el caso es que el sitio tuvo su encanto, y le dio a su música una sensación de cercanía y espontaneidad que tal vez no se consigue en otros sitios más habituales. El concierto en sí estuvo genial y los Seisiete progresan adecuadamente, van quemando etapas y cada vez molan más.