Pues como el que no quiere la cosa, he pasado de estar un tiempo sin ver a los Panches, a verles dos veces en un mes y una próxima dentro de unos días en el Quasimoto. Y lejos de saturme, cada vez descubro nuevos y emocionantes matices. Como en las ocasiones anteriores, ofrecieron su rodada y engrasada fórmula de versiones hábilmente escogidas entre las no habituales y sus propios pelotazos. Una banda cargada de buen gusto pero con pura electricidad sobre el escenario.